miércoles, 8 de febrero de 2012

Copas para vinos...

Para disfrutar de un buen vino es absolutamente imprescindible una buena copa. Parece una boludéz, pero vamos...prueben tomarse un trago en un vaso plástico, o peor aún, directo del pico; si respondés que es lo mismo, seguí tomando tetra o damajuna (botellón para los amigos españoles).





Vinos tintos:

Copa de burdeos. Esta copa, que debe su nombre a la zona vitivinícola a la que hace referencia, facilita la expresión de los vinos tintos, debido a la amplia forma de la copa, resaltando los aspectos frutales, y dejando en un segundo plano los taninos del vino que a veces pueden resultar demasiado amargos.



Copa de borgoña. Su diseño de mayor volumen, en forma de balón, permite girar el vino con soltura en la copa, permitiendo que los aromas se liberen fácilmente y se oxigene el vino. Así podremos degustar desde vinos jóvenes a envejecidos largo tiempo.




Champu (o espumantes)
. Los espumantes usualmente se tomaban en copas anchas y chatas, dice la leyenda, que su forma era la medida del seno de Cleopatra, más allá de eso, no es la copa más adecuada para un espumante, ya que difícilmente podemos apreciar la belleza de sus burbujas como en una copa tipo “Flauta”, ver foto, esta forma permite ver como ascienden lentamente las burbujas, formando lo que se conoce como rosarios, que no es más que una hilera de burbujas, en perfecta armonía ascendiendo una detrás de la otra.







Vinos licorosos o e postre.
Son vino que se toman en pequeñas cantidades, por su alto contenido alcohólico, y que además se tomas muy fríos por lo que es conveniente tomarlos en pequeñas cantidades para que no se caliente. La forma “Jerezana” es quizás el mejor ejemplo, con forma similar a la de “Tulip”, no solo es mas pequeña que la de vino blanco, además el tallo es más bajito. Existen muchos tipos de copas para tomar otros licorosos como el Porto, o los de postre, pero con la jerezana nos podemos manejar.







Copa de vino blanco
: Los blancos requieren una copa de tulipa más ancha en la base y algo más chata que en el caso de los tintos, su tamaño aproximado es de 5 onzas y debemos servir un poco menos que dos tercias de la copa. No debe ser excesivamente alta, pero sí tener una boca amplia, que permita expander bien y oler los aromas del vino. Esta copa puede servirse cuando los invitados se sientan a la mesa y el vino blanco ya ha sido enfriado (no menos de 6°C).




Una excelente copa, no va a convertir al alochol etílico en un vino bueno, pero es un aporte más de los que marcan la diferencia a la hora de degustar uva fermentada.

SALUD!

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